Me siento muy afortunada de vivir un año más todo lo bonito que ofrece esta profesión. Por lo que enseño, pero también por todo lo que aprendo.
Por escuchar, observar, pensar y crear para que los peques tengan ilusión e interés cada día.
Por todo lo que entre todos (niños, profes y familias) nos ayuda a ver y conocer, a aceptarnos y a querernos sin prejuicios y, sin duda, a enriquecer nuestros valores como personas para intentar hacer un mundo menos egoísta y más divertido y emocional.